La Ford Motor Company fue una de las empresas automotrices de mayor impacto en el crecimiento y desarrollo del parque automotor chileno.

Si al inicio fue Francia el país que marcó pauta con el arribo de exclusivas unidades, a partir de 1924 y gracias a la instalación de su planta de ensamblaje en las cercanías de la Estación Central, Santiago, es Ford la que dará el impulso final para la incorporación del automóvil como un adelanto tecnológico que se establecía definitivamente en el país, que facilitaba la movilidad y, que por defecto, generaba crecimiento y desarrollo. En ese contexto es que hoy recordamos al revolucionario “Modelo 68” V8, Sedán Tudor 2 puertas, de 1936, un modelo que continuaba la senda de los “A” y “T”,  y que se publicitaba en Chile como un vehículo seguro, con carrocería de acero, y dotado de un eficiente sistema de frenos.



La nueva serie de vehículos nacida el año 1935 tenía el objetivo de enfrentar la competencia de los modelos Chevrolet, ofreciendo un conveniente precio, fácil de manejar y dotado, para la época, de un moderno y atractivo diseño. Al cierre de ese año alcanzó las 820.000 unidades comercializadas, algunas de las cuales llegaron a Chile.

Se ofreció en versiones Estándar y Deluxe, en opciones de carrocerías 2 puertas, sedán (Tudor), coupé (2 y 4 ventanas laterales) y roadster, a los que se sumaban los 4 puertas sedán, convertible y station; todos con actualización anual, antes de su rediseño total en 1941. Considerados como opcionales eran el medidor de presión, la radio y, aunque suene raro hoy, los limpiaparabrisas. Hubo, además, carrocerías comerciales “delivery”, derivada del sedán 2 puertas. Reconocible para las versiones 1936 respecto de las del año anterior, era el uso de llantas de acero sólido en lugar de las denominadas “ruedas de alambre”.


Galería Ford V8 Tudor Deluxe 1936


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